Si importante eran los elementos exteriores, también lo fueron los interiores, considerando que, una vez franqueada la puerta de acceso, todo debía cumplir una doble función práctica y simbólica. Algunos de los zaguanes estudiados sirven para organizar los diferentes espacios de la casa. Desde ellos, se accede a las bodegas, almacenes, o a las salas del servicio. También dan paso, gracias a la colocación de sendas escaleras, algunas de ellas monumentales, a las salas principales y a las alcobas.
Destacan por su gran tamaño en relación con el resto de espacios. A pesar de que la casa pueda no ser de grandes dimensiones, el zaguán siempre es un espacio más abierto, destinado a depositar allí determinados enseres o elementos de uso para la comodidad de los inquilinos. Y siendo éste su principal justificación, de nuevo también lo es la simbólica. Vemos zaguanes de gran altura, con una o dos escaleras, con suelos de cerámica o de cantos rodados. Es habitual ver como estas piedras redondeadas se ordenan formando dibujos mediante elementos geométricos y formas vegetales. Tan claro es su papel de representación que incluso se decoran con las armas familiares de igual modo que las que aparecen en las fachadas.