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La cultura Masovera en el Maestrazgo

Las masías del Maestrazgo son todavía hoy una unidad de desarrollo, aprovechamiento y gestión del paisaje de carácter ecológico y sostenible. Más allá de la parte material que nos viene a la cabeza al pensar en una masía, el edificio, los bancales del cereal, los huertos, etc., por sus particularidades, este hábitat disperso tan característico de las zonas montañosas del Sistema Ibérico turolense lleva asociado un importante Patrimonio Inmaterial, que cada vez más, se encuentra en grave peligro de extinción.

La vida en las masías forma parte de una cultura que tiene expresiones propias, rasgos lingüísticos peculiares, técnicas inherentes, y un sinfín de cualidades más, dando forma a una identidad colectiva, que por su fuerte arraigo en el Maestrazgo ha llegado a nuestros días.

La partida masovera, la organización de un hábitat disperso

La población de las masías vive alejada de los centros urbanos, desarrollando cierta independencia o autonomía con respecto de los pueblos. Las partidas masoveras son una unidad de paisaje influenciada por un territorio muy extenso y geográficamente accidentado, siendo la masía una forma muy efectiva de explotación de este.

Las partidas fueron un modo de ordenación del territorio, agrupando varias masías junto a su ermita como elemento protector e identificativo. Su reconocimiento oficial puede constatarse en el caso de Cantavieja, donde figuran los nombres de las partidas en los censos demográficos.

La solidaridad de la comunidad masovera

Las familias masoveras desarrollaron estrategias de socorro mutuo en situaciones de amenaza; de ayuda para afrontar los momentos de mayor volumen de faenas, por la estacionalidad de las labores de campo, como la siembra o la cosecha; también para la educación de sus hijos; y como no, para divertirse colectivamente. Se presentan, por lo tanto, como un grupo cultural distinto a los habitantes del núcleo poblacional, no solo debido a la distancia espacial, que también, sino por valores, formas de relacionarse, etc.

De la sociabilidad colectiva se deriva una tradición oral y rasgos lingüísticos propios y muy variados, debido a la situación del Maestrazgo como frontera entre Aragón y la Comunidad Valenciana el vocabulario masovero se entremezclaba con palabras en castellano, algunas con influencia del aragonés, y otras del valenciano.

La masía es una unidad productiva autosuficiente y sostenible

El modelo de explotación de las masías basado en el autoabastecimiento, o lo que es igual, generar lo que se consume, debe de ser considerado como un paradigma de sostenibilidad, el cual se consiguió con actividades productivas, técnicas y procesos tradicionales, destacando manifestaciones muy importantes de esta cultura como la trashumancia o la construcción de piedra en seco.

Ahora bien, el desarrollo del trabajo dentro de esta forma de explotación, y sobre todo por el elevado número de personas que vivían en las masías, habitualmente tres generaciones, estaba dividido por edades, pero sobre todo por sexos. El trabajo de la mujer estaba encaminado ya desde temprana edad, coincidiendo con el comienzo de su educación, exceptuando si no tenía hermanos varones, a las labores domésticas y cuidado de los hijos.

A los hombres se les encomendaban tareas que se consideraban “más duras” y de mayor responsabilidad: las labores de campo y de pastoreo, entre otras. No obstante, las mujeres, y niños y niñas en este reparto de trabajos tuvieron un papel destacado en la alimentación familiar, pues eran quienes daban de comer a los animales “de corral” además de ocuparse del huerto. También fue frecuente que cuando no había hombres en la masía o no podían trabajar, las mujeres se encargasen de todo.

La forma de alimentación

La alimentación masovera sustentada por el paso de generación en generación, es hoy un reducto culinario. Son comidas producidas y elaboradas en el entorno, con recetas que tienen técnicas de conservación, condimentación y elaboración para un buen aprovechamiento de todos los alimentos.

Fiestas religiosas

La religiosidad en las partidas masoveras parece haber estado presente desde tiempos inmemoriales, pensemos en su agrupación en torno a una ermita frecuentemente a acompañada de una cruz de término o un peirón. Se dedicaban al Santo o Virgen que protegía la partida, dándole nombre en numerosas ocasiones, aunque no siempre.

Entre los motivos que llevaban a la celebración de la festividad religiosa no sólo está el calendario litúrgico, sino que también se organizaban rogativas, procesiones, y otros eventos religiosos con el fin de pedir el favor del santo con un determinado fin, desde condiciones climáticas favorables al ciclo agrícola en el que se encontrasen hasta incluso para pedir que se protegiese a las jóvenes, como en el Barranco de San Juan. Además, en el sentido de pertenencia a una comunidad, la religiosidad popular donde lo sagrado se entremezclaba con lo profano, reforzaba ese carácter de sociabilidad colectiva. Aunque debe puntualizarse que en estas fiestas se producía el encuentro entre masoveros y los habitantes del núcleo de población, pues la asistencia de estos últimos a las fiestas de la partida era frecuente, y todo parece apuntar a que les resultaba atractivo las celebraciones de las partidas.

El Bureo

Eran reuniones festivas organizadas por los masoveros para relacionarse y socializar entre sí, teniendo en cuenta lo disperso de su hábitat, y donde se divertían con bailes, cantos, juegos, e incluso con cortas representaciones teatrales.

Había ocasiones especiales, donde el bureo era de mayores dimensiones, como Carnaval, la fiesta de la advocación a la que se dedicaba la ermita de la partida, el matacerdo, la llega de los quintos o, como excepcionalmente en Cantavieja, la cofradía de las Esclavas. Entendemos como llega de los quintos, la pedida de dinero para una advocación determinada por las masías.

 La música en las masías guarda ciertas peculiaridades que la hacen distinta a la del pueblo, la causa principal sería el mantenimiento de un carácter más austero que sustentó el repertorio antiguo, perdido en el pueblo con mayor rapidez.

Cuando por la improvisación la velada se convertía en bureo, las palmas y un rascador improvisado con un vaso eran los que marcaban el ritmo. Sin embargo, la guitarra era el instrumento principal en el bureo, con relevancia del tañedor, el músico que la hacía sonar armonizando melodía y acompañamiento sólo con la guitarra.

A esta se unía el guitarro, posteriormente la mandurria (bandurria), el ud (laúd), y también el acordeón, que relegaron a la guitarra y al guitarro al acompañamiento únicamente. Los bailes más antiguos, eran los fandangos, las seguidillas y la jota, esta última con letras “de picadillo” habitualmente, posteriormente se fueron incorporando los agarraos, las mazurcas, los pasodobles y los corridos entre otros.

Los investigadores Carolina Ibor y Diego Escolano por suerte llegaron a tiempo para compilar valiosísimas informaciones respecto a la música en las masías que hoy son todo un tesoro para el patrimonio inmaterial de la comarca.

La escuela

Los niños de las masías que vivían más alejados del núcleo urbano, además de que trabajaban enérgicamente en las labores de campo no pudieron asistir a la escuela oficial hasta comienzos del s.XX. Con el regeneracionismo en el primer tercio del siglo pasado, se dio inicio a la construcción de muchas de las escuelas de las partidas, así como la ampliación de las ya existentes, siendo destacable que habitualmente fueron mixtas por el reducido número de alumnos.

Eran matriculados según la masía en la que residían, así como la distancia que había de esta a la escuela. La Guerra Civil y los primeros años de posguerra paralizaron la actividad educativa. Posteriormente entre las décadas de los 60 y 70, debido a las políticas de concentración muchas escuelas masoveras cerraron, y sus alumnos se acumularon en los pueblos, todo ello amparado por la creación de Escuelas Hogares.

Algunos maestros eran buscados por las familias masoveras para que impartiesen clase a sus hijos sobre conocimientos esenciales. No tenían la formación de maestros, sino que eran más cultos de lo habitual. Se alojaban en una masía y por la mañana trabajaban en las faenas masoveras, mientras que por la noche daban clase a niños y adultos de la masía donde se alojaba y las cercanas.

Usos ganaderos y agrícolas

La explotación del territorio en las masías fue de subsistencia familiar, y se realizaba de forma combinada e integrada, refiriéndonos con ello a que eran explotaciones agrícolas-ganaderas y también forestales. En los últimos tiempos esto ha variado por la separación entre actividades, encontrándose más desarrollada la ganadera, tradicionalmente ovina, aunque ahora predomina el vacuno, y siendo complementaria la agrícola, en la que, por factores geográficos y climatológicos, desde que se tiene noticia, siempre ha predominado la cosecha de trigo, y en general la de secano.

El matacerdo como ejemplo de unión

La matanza da lugar a reforzar los lazos de solidaridad entre familias masoveras, acudiendo a ayudarse mutuamente por ser una faena muy laboriosa, especialmente para las mujeres, encargadas de la organización de los trabajos.

Las tareas que requerían de fuerza física como dar muerte al cerdo o picar la carne se reservan a los hombres, sin embargo, “regirar” la sangre, limpiar las tripas, embutir o hacer la conserva son tareas asociadas a las mujeres, además de por supuesto dar de comer a todos los hombres que asistían a la matanza, comiendo frecuentemente ellas después de ellos y en sitios diferentes.

Al acabar la faena y para celebrarlo llegaba el bureo. La gente bailaba, cantaba y tocaba instrumentos, además de jugar largas partidas a juegos de cartas como “El Burro”.

El modelo de explotación de las masías es autosuficiente, produciéndose lo que se consume. Además, por la variedad de recetas para el aprovechamiento íntegro de todas las piezas de carne, genera una forma de alimentación peculiar y propia.

Financia: Comarca del Maestrazgo y Ministerio de Cultura a través de las Ayudas de salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial correspondientes al año 2023