Lo que hoy conocemos como Camino de los Pilones fue un antiguo camino de herradura que comunicaba las poblaciones de Villarroya de los Pinares y Allepuz, a lo largo de unos seis kilómetros. Presenta como característica principal la existencia de unos grandes pilones, de los que se conservan algo más de un centenar, construidos con obra de mampostería, piedra y mortero, de forma cilíndrica, engrosados y de mayor diámetro en su parte baja y en la superior, enlucidos en sus partes exteriores y con una altura de alrededor de 2,50 metros y un diámetro de 0,65 metros. Están colocados a regular distancia, aproximadamente uno cada 30-50 metros, que señalizaban el camino y guiaban a sus caminantes, ya que al discurrir por altas lomas se llegan a superar los 1500 metros, sin apenas vegetación; con las ventiscas, antiguamente tan frecuentes que era muy fácil perderse o precipitarse por algun cortado u hondonada. (…) Hemos localizado pilones de tamaño y forma similares a los de Villarroya y Allepuz al menos en el camino citado en la partida de la Nave y en la loma del Pinar entre Fortanete y La Iglesuela del Cid. El trayecto del Camino de los Pilones como tal es muy antiguo, podemos afirmar que ya existía en la Edad Media, y probablemente fue el mismo que utilizó para desplazarse el rey Jaime I en su marcha desde Teruel hacia Peñíscola.
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