Las requisitorias son documentos judiciales en que los jueces requerían o transmitían despachos para que se ejecutase una acción. El documento descrito consta de un cuaderno de requisitorias de 1848 a 1850, y en cada uno de los despachos se especifica desde que juzgado se enviaba y el juzgado de procedencia.
En este caso concreto se muestra una requisitoria producida en Castellote en 1849 y que tenía como destino el Juzgado de Cantavieja, este tipo de comunicaciones, en ocasiones señales de reos o ladrones, se enviaban a juzgados de las inmediaciones. En ella se describe el aspecto físico de dos ladrones, para que pudieran ser apresados en los partidos judiciales a los que se enviaban las señas.
El texto original dice como sigue: “Uno de los ladrones tenía altura sobre 5 pies recio de cuerpo voz recia llevaba un sombrero viejo de los de Campo de una mano de ala poco más o menos a la cabeza e inclinado hacia atrás por el cuello una manta blanca con listas negras calzillas blancas y zapatillas como de Pastor”. Sigue la descripción del segundo ladrón del “robo ejecutado en las inmediaciones de Calanda a las 6 ½ de la tarde del dia 25 de Enero ultimo a dos arrieros” a los que extrajeron “un boto de ½ cantaro de vino y un saco de lienzo”.
Hay numerosos cuadernos de requisitorias del S. XIX en el Archivo Histórico de Tronchón.