La hermosa ruina que hoy podemos contemplar en Cuevas de Cañart comenzó su puesta en valor gracias al apoyo de la Asociación El Morrón y la Entidad menor, quienes desde la década de los noventa han impulsado su conservación y la restauración.
El origen del convento servita en la localidad parte de un hecho milagroso que atraería a los primeros frailes eremitas a la gruta. Se dice que un pastorcillo iba caminando por la peña en la que se encuentra la cueva y se despeñó pero San Miguel lo salvó de una muerte segura y desde entonces se dedica aquí una ermita a este santo, viviendo ya frailes eremitas desde 1451.
Sería en 1497 cuando se funda un convento de la Orden de los Siervos de María en esta misma cueva cercana a Ladruñán. Vivieron frailes en ella hasta que fueron acechados por la peste, y aún volvieron a repoblarla y reformar la iglesia una vez más después de esto.
Pero en 1727, por amenazar peligro de derrumbe la cueva, se mudarían a Cuevas de Cañart, dónde edificaron un convento de nueva plata en estilo barroco y con decoración rococó. Hoy en día son muchos los documentos que nos dan noticias sobre esta fundación, pero tan solo tenemos testimonio material de la iglesia de este enorme convento.
El pasado año 2019 el ayuntamiento destinó el Fondo de Inversión de Teruel para la creación de un centro de visitantes en una de las crujías del claustro. La sección de patrimonio de la Comarca del Maestrazgo, junto con la ayuda del historiador Vicente Lorente, estamos elaborando contenidos para explicar su historia y evolución en el tiempo.
Adriana Germán,
estudiante en prácticas del Máster de Museos: Educación y Comunicación