Eleuterio Blasco pinta el retrato de su madre, Lucía Ferrer por la que sentía un especial cariño que se reflejará en algunos otros retratos, de los cuales el Museo de Molinos guarda dos bronces: Mi madre (con pañuelo-bronce) y Mi madre (bronce). Representa a una anciana con un pañuelo azulado en la cabeza anudado debajo del mentón y una mantilla marrón. El fondo de la composición es rojo.
El rostro arrugado de la anciana parece cansado con los labios finos cerrados y los ojos negros hundidos y abiertos.