La ermita de San Juan del Barranco es más modesta que la iglesia de San Miguel de Cantavieja, con la misma cabecera poligonal de cinco lados cubierta con crucería pero con una techumbre de madera sobre arcos apuntados, con coro de madera a los pies y con un atrio en el lado de la Epístola. No se tallan las ménsulas, el atrio no se soporta sobre airosos arcos góticos, ni la puerta tiene ningún tipo de adorno. San Juan del Barranco y San Miguel de Cantavieja se construyeron a principios del XV promovidas por, el primero bailío y después Castellán de Amposta, Gonzalo de Funes. Fue decorada en el periodo barroco pero lo esencial no fue modificado. Guarda una pila bautismal gótica que, aunque bastante erosionada, parece representar escenas de la vida de San Juan.
En 1409 el comendador Gonzalo de Funes manda construir, en la partida de las Albaredas en el término de Cantavieja, cerca de varias torres fortificadas, una ermita dedicada a San Juan. El arzobispo de Zaragoza, don García Fernández de Heredia, mediador en un conflicto entre los términos de Morella y los de la Bailía de Cantavieja, concede el permiso para construir esta ermita a Gonzalo de Funes, contribuyendo así a la marcación de los límites entre ambos territorios. En su interior albergó hasta finales del siglo XIX o principios del XX el retablo dedicado a San Juan Bautista y a la Virgen María, financiado también por el comendador.
Cerca de la ermita llegando por el camino de Las Albaredas está el Peirón de San Juan del Barranco