La antigua ermita de San Blas de Cantavieja se destruyó tras la construcción del Fuerte de San Blas durante la primera guerra carlista. La que conocemos hoy como ermita de San Blas llama la atención por su altura, inusual para una construcción de este tipo, y que además no es tal al interior. Esto, y la fisonomía del conjunto, dan pie a pensar que esta construcción era una torre perteneciente a la masía de la Serna, que se encuentra muy cerca, si nos guiamos por las palabras escritas por mosén Joaquín Villalba de Mirambel en una carta de 1850 dirigida al secretario del ayuntamiento de Mirambel, donde menciona la rehabilitación de la torre de la Serna en Cantavieja, refiriéndose a ella como ermita de San Blas.
Se trata de una construcción de planta rectangular de una nave con pequeño atrio de muros laterales y frente abierto con dos columnas.