En este cuadro Eleuterio Blasco representa el retrato de un prisionero tras los barrotes.
La reja se dispone en primer plano en diagonal y detrás, en el centro de la composición, está el prisionero sobre un fondo gris que lo envuelve. El hombre vestido con harapos, con una mano se acerca a la boca un trozo de pan y con la otra fuera de la reja da de comer unas migajas a un pajarillo. Tiene el cabello corto, los ojos abiertos y la cabeza inclinada rozando su hombro derecho.