La mayoría de edad en la década de los 50 se cumplía a los 21 años. Esta circunstancia forzaba a juzgados, hijos y padres menores de edad a realizar consentimientos paternos para gran cantidad de actividades, como trasladarse a Barcelona por asuntos personales, ingresar en el ejército o solicitar permisos de armas de casa.
La estructura de estos documentos no ofrece grandes variaciones con los consentimientos paternos actuales. Se detallaban los datos personales de los padres, seguidos de la siguiente fórmula: “con la capacidad legal necesaria para este acto y con su venia manifiesta”, y a continuación se exponía el hecho que provocaba la creación del documento.
Aunque estos consentimientos paternos pertenecen al Archivo Municipal de Cañada de Benatanduz, existen otras series de la misma tipología documental, como la de Cantavieja o Fortanete.