Los enterramientos en la Edad Media entre aquellos que se lo podían permitir, nobleza y clero, se llevaba a cabo dentro de iglesias construidas o reconstruidas de propósito para tal fin como es el caso de San Miguel de Cantavieja o bien reutilizando espacios ya existentes como ocurre en la capilla de Santa Lucía en la iglesia parroquial de Bordón. El enterramiento dentro de los templos permitía beneficiarse de las oraciones y celebraciones que se llevasen a cabo, así como de la intercesión del santo titular.
La capilla de Santa Lucía en Bordón, en origen bajo las advocaciones de San Jaime, Santa Lucía, Santa María Magdalena y San Andrés se encuentra en el lado de la Epístola y es una construcción del siglo XIV. En esta capilla, decorada con un interesante repertorio iconográfico gótico tallado en sus ménsulas y nervios, en 1399 el matrimonio formado por Juan Pérez de Usson y Toda Falcón fundan una capellanía siendo el lugar elegido para ser enterrados.