“Todos somos responsables de nuestro propio patrimonio”
Tan sencilla y directamente comienza y termina Ana Cañizares su ponencia sobre conservación y restauración del patrimonio.
Y lo tienen muy claro en los programas propuestos desde Comarca, ayuntamientos y, como parte fundamental y punto de partida, asociaciones. Éstas últimas, sin más ánimo que el de preservar sus bienes e identidad, son las impulsoras de muchos movimientos locales que derivan en actividades de animación sociocultural, proyectos de recuperación y documentación del patrimonio, e incluso en la creación de museos o centros de interpretación (como es el caso del Museo de Molinos, el Parque Cultural del Maestrazgo y escuelas como la del barranco en Cantavieja o la de Benassal) donde recogen la historia de la zona, que es la suya propia.
El abandono y explotación rurales implican a nivel patrimonial la desprotección, el deterioro y en ocasiones la pérdida de bienes culturales tanto materiales como inmateriales, siendo necesarias actuaciones urgentes por parte de todos, algo que saben muy bien aquellos que viven en estos territorios o que los visitan con frecuencia.
Este proceso escalar de la despoblación en las últimas décadas ha supuesto el abandono y olvido de territorios muy extensos, incluso de ciudades como Teruel, Lugo, Soria, etc.
Las políticas económicas y sociales más generales, sus actuaciones y programas, van más relacionados con el aprovechamiento de recursos partiendo de las circunstancias que ofrece la despoblación en beneficio de las ciudades y su progreso.
Claro ejemplo de esto es la industrialización del medio rural, en el cual se implantan principalmente aquellas fábricas (hidráulicas, macrogranjas o incluso cementerios nucleares), necesarias para la subsistencia de las grandes ciudades, sin evaluar aquellas que son bienes de interés cultural, aún funcionales y que respetan tanto el entorno como la tradición e interés por técnicas de trabajo más cercanas a las personas que formarán parte del mismo. Igualmente, la promoción y el éxito del turismo provocan en muchas ocasiones la modificación y estandarización de la vida en el pueblo.
Sin personas no hay patrimonio, por lo que el centro de las actuaciones de investigación, conservación y difusión son ellas, tanto profesionales como asociados, vecinos y público general.
Silvia Muñoz
Fotografías: Cristina Mallén Alcón