Desde la antigüedad, las portadas de los edificios singulares han tenido un fuerte contenido simbólico. La portada siempre ha transmitido la idea de comunicación entre dos mundos o entornos diferentes, ya fueran religiosos, económicos o sociales. En el renacimiento, las portadas de las casas señoriales sirven fundamentalmente para representar al exterior, la riqueza interior del edificio y, con ello el poder de la familia propietaria.
En muchas de las casas estudiadas, se observa como la portada se abre frente a una calle, o en el ángulo de una plaza, con la intención de generar perspectivas visuales en el espectador. Una gran portada es la antesala de una gran casa, de un gran zaguán. Ya sean portadas con arco, o adinteladas, todas han sido diseñadas por los artistas para transmitir la importancia del mecenas, bien por el tamaño de sus dovelas o la decoración de sus jambas.
Además, muchas de las puertas están realizadas con las mejores maderas, y las más bellas aplicaciones y guarniciones metálicas. Las casas señoriales del Maestrazgo revelan la intención de dotar a sus edificios de las mejores portadas al mismo nivel que las pudieran tener los palacios levantinos o italianos de la época. De su valor nos habla el hecho de que en muchas ocasiones son los únicos elementos que se han conservado de los antiguos palacios turolenses.
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