Sin duda lo que da sentido al papel simbólico de las casas señoriales son los escudos que decoran sus fachadas. Si la heráldica está concebida para identificar de manera clara y distinta a una familia o a un personaje de cierta entidad social, y puede aparecer en estandartes, armas o gualdrapas, cuánto más importante debió ser su colocación en las casas señoriales, consideradas el centro o la sede familiar.

Ocupando la fachada principal, de mayor o menor tamaño, con más o menos elementos decorativos o artísticos, los escudos no sólo comunican al espectador quién o quiénes son los propietarios del edificio. En función de lo dicho, también transmiten su capacidad económica, y su gusto estético. En una sociedad en la que pertenecer a uno de estos grupos era algo más que simbólico, poder además presentar las credenciales genealógicas marcaría las diferencias dentro del estamento nobiliar. Algunos de los estudiados lo demuestran con su timbre, soporte y lema, además de por la división de sus cuarteles y los elementos iconográficos que lo componen.