Telares de la familia Puig en La Iglesuela del Cid

S.XVIII
La Iglesuela del Cid
ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA
INDUMENTARIA
OTROS
Fotografía de Eduardo Puig

Documentado desde 1746, el taller de Fernando Puig es uno de los últimos de Aragón. Una vida dedicada a esta exigente profesión que se nos revela a través de las excelentes piezas textiles que forman parte de la colección. Su hijo Eduardo Puig ha continuado el oficio que ya se encuentra prácticamente desaparecido.

El taller de Eduardo destaca por la adecuada convivencia de los telares tradicionales con aquéllos mecánicos, resultado de la industrialización y que aportan un mayor rendimiento productivo. Entre los primeros, destaca el telar de “a mano”. Se denomina de esta manera porque la lanzadera se lanza con la mano, en vez del sistema más modernizado, de volante. Esta técnica tradicional sobrevivió hasta el siglo XVIII y principios del siglo XIX, y aún sigue utilizándose hoy día para las telas más estrechas y la seda.

La impecable calidad de sus trabajos, donde destacan piezas de especial dificultad elaboradas mediante técnicas como la “sarga”, “a la plana” o el “trepado” se ve reflejada en los refajos de lana, las finas mantelerías o piezas algo más sencillas como los tapabocas. La dedicación durante toda su vida a esta importante labor ha contribuido a evitar la pérdida de una industria artesanal muy arraigada en el Maestrazgo.

En los últimos tiempos, Eduardo ha investigado sobre los refajos de lana que se vestían en La Iglesuela lo que le ha permitido recuperar la manufactura de estas piezas tan excepcionales. El trabajo ha requerido habilidad e ingenio y ha contado con la ayuda del experto en indumentaria Jorge Lanzuela.

Página de Facebook del telar de Eduardo Puig

 

Autor: Sofía Sánchez Giménez