Durante siglos el puente de los huertos en Fortanete permitió salvar el río a las caballerías y ganado que se dirigían a Valdelinares y Allepuz o a los que en dirección contraria iban hacia Villarroya de los Pinares. Hoy conecta a quienes paseando se pierden en el laberinto de callejas que separan los huertos.
Tiene el suelo empedrado y el pretil y el arco se hicieron con sillares almohadillados cortados de forma regular. Desconocemos el origen, pero según nos cuenta Jesús Villarroya, la tradición oral lo sitúa a principios del XVIII promovido por una noble de la localidad.
Dispone un tablero a dos vertientes flanqueado por pretil de mampostería. Los estribos adoptan un perfil triangular, a modo de tajamares, lo cual permite configurar sendos apartaderos en ambos lados de la calzada, en los extremos del puente.