El documento es una ordenanza enviada desde Alcañiz, para que llegase en un principio a los concejos, y más tarde a todos los sitios frecuentados de los pueblos del partido de Alcañiz. Para aumentar su publicidad se exigía también se insertase en el diario de la ciudad si es que lo había.
Se trataba de prohibir el uso de navajas, que en sus dimensiones excediesen “entre oja y mango exceda de un palmo aragonés”, mandando a la cárcel a aquéllos que las poseyesen después del mandato, vendiesen o fabricasen. El motivo que propiciaba esta orden era el siguiente: “la mayor parte de los asesinatos, heridas y otros muchos delitos que desgraciadamente se cometen con la mayor frecuencia, se egecutan con las nabajas disformes que generalmente usan los habitantes de esta provincia en especial los labradores y jornaleros”, que se fabricaban “con la mayor solidez y firmeza”.