El Monumento Natural del Nacimiento del río Pitarque se encuentra en el mismo término municipal de Pitarque, y tiene un total de 113ha. protegidas, en que incluye el nacimiento del río y la zona de ribera. Esta declarado como Monumento Natural por sus altos valores ambientales y por ser el lugar donde habitan diferentes especies como el alimoche, el buitre o el cangrejo de río. En esta zona también le afecta otras figuras de protección, como el ZEPA Río Guadalope Maestrazgo y el LIC Muelas y Estrechos del río Guadalope.
El Nacimiento del Río Pitarque también está declarado como Punto de Interés Geológico por sus Hoces y Nacimiento del río, y Punto de Interés Fluvial ya que es una gran surgencia kárstica que ha formado un cañón fluvial de grandes paredes verticales que son un refugio para los buitres leonados, águila real, águila perdicera, alimoche y halcón peregrino. Tiene importantes pozas de aguas. La humedad que se genera permite la presencia de una gran variedad de árboles, como quejigos, arces, nogales, avellanos, fresnos, chopos y sauces, también podemos ver hiedras, escaramujos, fresales silvestres, prímulas y hepáticas.
El Nacimiento del Río Pitarque se encuentra en el término municipal de Pitarque a unos 4,8 km de este. La formación geológica de la zona es del periodo Cretácico con la formación de un pliegue sinclinal como consecuencia de los movimientos teutónicos y la erosión producida por el río en el período Terciario.
El Río Pitarque se origina en el valle de la Rambla del Mal Burgo que se encuentra en el término municipal de Fortanete. Este sigue el eje sinclinal, que va dibujando meandros encajados que más tarde se infiltra y desaparece en las calizas y dolomías, que más tarde sale en unas surgencias kársticas ya en la zona conocida como el Nacimiento del Río Pitarque. Un cañón calcáreo escarpado en el fondo por donde sale el agua, dominado por los espectaculares cantiles de Peñarrubia, donde encontramos pozas de agua y enormes bloques desprendidos de la cornisa.
Una de las características del nacimiento son al menos la docena de agujeros en la roca de diferentes tamaños que hay, en que dependiendo de la época del año sale agua por estos. El más conocido es el llamado “chimenea”, como consecuencia del cambio de presión del agua que se produce desde arriba el agujero y en caída precipita el carbonato cálcico que lleva.
Más hacia delante el valle se amplia en un afloramiento de arcillas y arenas para encajarse hacia el norte y así desembocar en las Hoces del Guadalope.
