Una treintena de relatos escritos por Antón Castro desde su pasión más absoluta por el mundo de lo irreal, en sus textos éste campa a sus anchas por el de lo tangible, establece un atractivo juego metaliterario en el que caben desde Juan Ramón Jiménez hasta Neruda, pasando por Enrique Vila-Matas o el sacerdote espectral, en ese contexto el Maestrazgo turolense se convierte en esa tierra fascinante donde todo puede pasar.
El mundo sensorial que presenta Castro es un dechado de virtudes narrativas
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