San Antonio del Barranco es la forma en que los habitantes de Tronchón han venido denominando la ermita, la cual a su vez da nombre a la partida masovera en la que se ubica, pues eran estas ermitas, al igual que ocurre en otros pueblos del Maestrazgo, era la forma de proteger e identificar las partidas en que se distribuían las masías de cada pueblo, en Tronchón hay seis partidas en total.
Es interesante la información que nos aporta la inscripción sobre la entrada, la cual a su vez, queda enmarcada entre dos escudos uno a cada lado, que contienen 2 perros, siendo las armas de los promotores de la obra, la familia Tarazona, de la que posteriormente hablaremos, sin embargo, sí que es cierto que el escudo ubicado en la parte derecha de la inscripción está inacabado. Gracias a la información aportada sabemos la fecha exacta de construcción en 1604, y además la advocación a la que se dedica, siendo San Antonio Abad. Más concretamente recoge lo siguiente: REGNANTE PHILIPPO III HISPANIARUM REIGEINHOC TRONCHONENSI FINE NOMINE EL RIO DE TORMOS SI VE LOS MOLINOS DE TARACONA IOANNES TARACONA INFACONHANO EREMITA MSVBIN VOCATONE SAN I ABAAT ISEPIFICAVIT ANNO DNI 1604.
La ermita únicamente cuenta con una nave de planta rectangular, pero tiene dos alturas, la inferior que está llena de escombro, y la superior que alberga la sala de culto, seguramente la elevación de esta se debe a la intención de evitar la humedad del río, cuyo cauce es muy cercano a la ermita, además de que es la altura natural para acceder por la era pues en ella se ubica la entrada, resuelta con un arco de medio punto adovelado. Es en esta parte delantera donde puede observarse como, adosadas a la ermita, existen una serie de restos de lo que pudieron ser muy seguramente las casas de la ermita, hoy en día utilizadas como corrales de la masía que habita el propietario, a la cual también se accede desde la era de la ermita. Mención especial merece la finalización del alero, con niveles superpuestos de teja y cerámica decorados con cal, teniendo mucho que ver en ello el material de la cubierta exterior. Sobre esta cubierta se erige la espadaña en la que actualmente todavía cuelga una campana.
La fachada trasera, es decir, la ubicada cerca de la orilla del río, cuenta con el muro de mayor altura, así sobre este se construyeron los contrafuertes sobre los cuales descansan los arcos de medio punto que separan los tres tramos de la nave de la Ermita. Además, en esta parte trasera se advierte el cuerpo anexado de la pequeña sacristía, que quizás fue un añadido posterior a la construcción de la ermita.
El interior se encuentra dividido como ya se ha mencionado con anterioridad en tres tramos, los cuales se cubren con soluciones distintas, en el caso del primero y el tercero, la cubierta es una cúpula con forma semiesférica, el segundo cuerpo, el más amplio, queda cubierto con una bóveda de cañón con lunetos. De tal modo, el tercer cuerpo alberga el coro, elevado. En el primer cuerpo se sitúa el altar, el cual está ornamentado con un retablo de estilo barroco de mediados del s. XVIII.
Debemos detenernos en algunas de las curiosidades de este retablo, en primer lugar, si bien la advocación a la cual se dedica la ermita es San Antonio Abad, el retablo se dedica a San Antonio de Padua, estando presente su representación, así como el lirio y la rosa. El primero es el protector de los animales, y en una localidad como la de Tronchón, esta advocación era de relevancia. Sin embargo, en el s. XVIII los gustos pudieron cambiar, y se intentó introducir una advocación más extendida en este momento. A este santo se le atribuyen las cualidades de encontrar objetos extraviados, proteger a los hijos y velar por los solteros. Cabe destacar que, se realizó con la financiación de la familia Tarazona, así su escudo de armas aparece en un extremo del retablo, en el otro aparece el de la familia Aliaga, con un antebrazo y una rama de aliaga, por lo que pudieron emparentar. A propósito, de esta familia Tarazona la primera noticia que se tiene en Tronchón es en el año 1459. En suma, otro de los tesoros que alberga este altar son las inscripciones hechas a navaja por los propios habitantes de Tronchón, donde piden al santo que “les libre de la langosta, que se les quiere comer”.
En el lateral, contiguo a la entrada de la sacristía se ubica un pequeño altar, también barroco, dedicado a la Virgen de los Dolores. Este ha sido restaurado por la Fundación Santa María de Albarracín mediante el convenio con la Comarca del Maestrazgo, con el objetivo de corregir las afecciones que sufría. En el lienzo que ocupa la parte central del retablo, se representa a la Virgen de los Dolores. La iconografía de esta figura no es la predominante desde el s. XV, pues en lugar de representar los Siete Dolores de la Virgen, en este lienzo se representa la espada clavada en su pecho, que corresponde a su quinto dolor, pues según la profecía de Simeón este dolor de la Virgen es el que corresponde al momento de la Crucifixión y Muerte de Jesús.
En una de las ventanas de la parte derecha hay colocada una litografía del Santo Cristo del Salvador, realizada en la Litografía de Sanchís (Valencia), por Vicente Aznar en la segunda mitad del s. XIX.
Para finalizar, el suelo de la Ermita se revistió con azulejos cerámicos, procedentes de los obradores tronchoneros, muy cerca del altar de la Virgen de los Dolores aparece escrito en tres azulejos cerámicos lo siguiente: Gerónimo Belmonte de 76 años de edad, agradecido a los favores de su Patrón San Antonio fabricó por sí, y a sus expensas los azulejos de este pavimento. Año 1844.