Una de las obras cumbre de las letras españolas, Don Quijote de la Mancha, tiene varios pasajes en los que su discurso narrativo se enlaza con uno de los símbolos del Maestrazgo, el queso de Tronchón, así alude al mismo en el Capítulo LXVI de la segunda parte.
«Si vuesa merced quiere un traguito, aunque caliente, puro, aquí llevo una calabaza llena de lo caro, con no sé cuántas rajitas de queso de Tronchón, que servirán de llamativo y despertador de la sed, si acaso está durmiendo.»
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