Casa Matutano Daudén. La Iglesuela del Cid

S.XVIII
– 1773
La Iglesuela del Cid
Calle Ondevilla, 4
BIENES INMUEBLES
ARQUITECTURA CIVIL
Casas

La casa Matutano Daudén es un excelente ejemplo de arquitectura palacial del siglo XVIII en el medio rural.

Es un edificio de grandes dimensiones, de mampostería encalada, con tres alturas en su fachada principal, a la calle Ondevilla. En la planta baja se encuentra la portada, adintelada, con guirnaldas en las jambas, entablamento y cartela tallada con la fecha de 1773. En el piso principal se abren cuatro balcones con carpintería labrada y rejas sencillas.

La parte trasera tiene cuatro plantas. En la segunda de ellas hay dos balcones sobre ménsulas de piedra y, en la tercera, otros dos sobre grandes jabalcones de hierro; en el piso superior conserva una ventana de piedra ajimezada con pequeños arcos polilobulados.

En el interior destaca un gran zaguán con una escalera imperial, que tiene barandillas de celosías y pasamanos de madera y está cubierta con bóveda de arista con clave decorada y ventanas en los lunetos. La entrada a la escalera se enmarca con doble arco rebajado, con escudo central de dos leones rampantes y águila. El suelo del zaguán es un enmorrillado, o enguijarrado, con figuras.

Las dependencias privadas se distribuyen según un sistema de enfilade, es decir, dispuestas linealmente sin que precisen pasillos de comunicación.

En una de las estancias de la casa existe un friso pintado con escenas de la vida en La Iglesuela: faenas agrícolas de siega y recolección de frutos; tala de árboles y campesinos labrando con ayuda de bueyes; procesión a la ermita de la Virgen del Cid; escena de pastores; corrida de rejones; y una cacería, a caballo y a pie, con galgos.

Además, conserva, un oratorio rococó y un interesante mobiliario. Si bien la casa existía con anterioridad, su aspecto actual se debe a una profunda reforma ejecutada en 1773 por iniciativa de uno de los miembros de la familia, Sebastián Daudén. La calidad de las obras efectuadas, unida a su cronología, ha hecho pensar que sus artífices hayan podido ser los mismos que ejecutaron las obras barrocas de la ermita de la Virgen del Cid o de iglesia parroquial.