Esta casa-palacio posee un gran tamaño e importancia en la localidad, ocupando toda la manzana hasta el actual secadero y tienda, además de contar antiguamente con un huerto.
Los últimos propietarios eran dueños de un coche y una central hidroeléctrica en Valderrobres, lo que para la época da una idea de su riqueza. El nombre del propietario era Pascual Juan Rivero, de la familia apodada Los Garrillas.
La puerta principal se emboca con la calle para que sea expuesta al espectador. Esta portada se compone de una gran puerta de madera con decorados de forja y un gran arco de medio punto con la piedra perfectamente pulida y conservada. Además, se aprecia que en la última dovela del lado izquierdo aparece una flor como elemento decorativo. Encontramos también que el arco ha sido cortado en la parte superior para abrir un gran vano y colocar así un balcón.
Algunas de las ventanas de la fachada principal conservan las carpinterías originales con decoraciones geométricas. También cabe destacar el alero, bien conservado y decorado con lacerías y otros elementos.
Al interior, la entrada da a un gran patio para caballerías que conserva el suelo enguijarrado. Al final del mismo se abren varias puertas, una de ellas nos da paso a una escalera con peldaños de yeso y baldosa y barandilla de madera que se asemeja a la de la Hospedería de La Iglesuela del Cid.
