Más información en: Casa del Cura de Mirambel.
La casa del cura en Mirambel llama la atención especialmente porque su fachada sobre la muralla fue pintada imitando arquitecturas clásicas y el resultado singulariza especialmente esta vista de la localidad.
Además, se encuentra junto a la iglesia, en la plaza que se forma con el ayuntamiento, la iglesia y el portal de La Fuente. Sin embargo, su entrada principal está ubicada en un callejón estrecho y oscuro, en la calle Cañizo Oscuro, frente a una pared lateral de la iglesia.
Probablemente, al reformar la iglesia ampliaron hacia ese lado lo que debió de provocar algún conflicto con la familia propietaria del inmueble.
Actualmente, esta casa y la contigua se encuentran separadas, pero no podemos descartar que estuviesen unidas en algún momento y que perteneciesen a la misma familia. Los aleros, del periodo renacentista, no tienen continuidad, aunque ambas se apoyan en la muralla, en una estructura que permite el paso por debajo y que debía prolongarse conectando el perímetro de la muralla para garantizar la circulación por el interior de la misma.
En Mirambel hubo un visitador que apremiaba a los señores de las casas a restaurarlas y que literalmente ordenaba: “si tienen muro que no pueden hacer agujeros y si los hay han de repararlos”.
La fachada principal de la casa tiene una portada de grandes dovelas con una ventana poco ambiciosa en el piso superior, pero de estilo renacentista. La entrada no es muy grande y conserva el suelo enguijarrado. Un banco y un arca de madera son unos de los pocos restos del mobiliario original de la casa. Este zaguán resulta muy modesto comparado con otros palacios renacentistas de la misma envergadura.
Desde la entrada se accede a una escalera que baja a las cuadras pasando por varias estancias con el suelo de tierra por donde se va descendiendo hasta el interior de la muralla. Allí un portón separa el tramo interior de muralla en el que se pueden ver dos ventanas con gruesas rejas de hierro que debían de proteger las casas de ese paso de uso comunitario.
Desde la entrada se accede a un pequeño espacio que distribuye el interior. La planta calle está reformada como apartamento. Una escalera nos permite subir al piso superior que conserva las carpinterías originales del siglo XVII en la mayoría de sus estancias. Las más modernas son del XIX y se corresponden con tres salas abiertas al exterior por tres grandes balcones.
Esta parte más lujosa y bien iluminada debió de ser reformada por uno de los últimos propietarios de la casa de apellido Gazulla.
Los hermanos José y Anselmo Gazulla Escorihuela nacieron en La Iglesuela pero vivieron en Mirambel desde niños. José fue secretario del ayuntamiento y su hermano Anselmo (26.06.1832- 4.02.1890) notario en la Universidad de Valencia.
Al acabar sus estudios pasó a la isla de Fernando Poo, en la Guinea Española, donde fue juez, secretario de gobierno, administrador y por último gobernador. Estableció el cultivo de cacao, café, algodón, tabaco y arroz de secano, levantó edificios de hierro y madera, mandó construir almacenes y depósitos comerciales, en un momento muy pujante para dicha colonia. En 1868 regresó a España y adquirió y reformó el inmueble, como dice Benigno Palos: “con todo el confort y hasta con lujo desconocido en la villa”.
Desde la entrada podemos bajar unos escalones y llegaremos a un espacio que resulta muy enigmático. Es muy muy pobre y angosto y tiene una antigua letrina al fondo, junto a la ventana. Pero en las paredes hay unos medallones con pinturas murales que representan algunos edificios de Santa Isabel, capital de Fernando Poo, producto probablemente de la nostalgia que debió embargar a Anselmo a su vuelta a España.
El inmueble ha sido transformado sustancialmente pero pensamos que, en general, mantiene sus valores originales, aunque no en muy buen estado de conservación.
Especialmente interesantes son las pinturas mencionadas de la fachada que se prolonga sobre la muralla. Pilastras y frontones en tonos rojizos y ocres decoraban los antiguos vanos que solo se corresponden en el nivel más bajo. Posteriormente las ventanas se prolongaron en balcones colocando balaustradas de madera. Toda la fachada se encuentra enmarcada por un friso pintado que actualmente se corta al llegar a la casa aneja dejando ver el medianil que las separa.
Para finalizar, queremos recuperar aquí el relato de Benigno Palos sobre uno de los episodios más decisivos de la última guerra carlista, en 1872, que recogió como memoria oral en su libro y dice así:
El General Despujol, designado para terminar la guerra en el bajo Aragón, y en sus frecuentes visitas a Mirambel y alojado con mucha frecuencia en casa del secretario D. José Gazulla (hoy abadía) y hablando de la guerra y de sus hombres manifestó simpatía y deseos de conocer al cabecilla Marco de Bello, por el cuidado, nobleza y consideración que trataba a los prisioneros.
El Sr. Gazulla se ofreció proporcionarle una entrevista con dicho cabecilla antes de las 24h. Al efecto, entrevistado con Marco de Bello, le demostró los deseos y decisión indicada poniéndose de acuerdo en que, bajo palabra de honor y con toda seguridad para su propia vida y libertad, podía presentarse. Cuál no sería la sorpresa del general Despujol, al decirle el Sr. Gazulla que Marco de Bello, le esperaba con los brazos abiertos en el segundo piso de la misma casa donde estaba aguardando cama hacía ocho días, por calenturas y dolores contraídos en la campaña. Estas entrevistas se sucedieron, se forjó una amistad que duró toda la vida y a esto se debió la paralización de las hostilidades en el Bajo Aragón.
Actualmente se la conoce como casa del cura porque pertenece a la Diócesis de Teruel. Anselmo legó su casa, heredada al fallecer su hermano, para abadía de la villa y el huerto para flores para la Virgen.
Autor de la ficha. Sofía Sánchez. 10 de septiembre de 2022











