Esta vivienda es una de las que sigue el arquetipo clásico de las casas-palacio renacentistas.
Localizada en pleno casco urbano de Cantavieja, está construida en mampostería, aunque su fachada principal mantiene una estructura sillar y pulida, incluidas su puerta con dovelas y sus dos ventanas más importantes, siendo éstas últimas rematadas con molduras de piedra en su parte inferior. Ambos arcos de entrada tienen grandes dovelas de piedra que generan una fina línea de separación con el resto de sillares del muro.
Otro de los elementos más característicos de la fachada es el escudo heráldico que remata la parte superior de su puerta de acceso, compartiendo una cierta similitud con su homólogo de la casa contigua. Sobre la clave, aparece un escudo familiar en el que aparece un castillo con tres peras en la parte inferior, tallado en el mismo tipo de piedra de color oscuro y decorado en su bordura con motivos vegetales y volutas. Asimismo, es posible visualizar un rostro animal en la parte superior, probablemente un perro.
Fuera de ésta, el resto de sus ventanas poseen una estructura adintelada con una viga superior de madera y decoradas con algunos forjados de hierro o ventanales de madera, posiblemente incorporados posteriormente.
Por último, su alero es doble y profundamente decorado con volutas y estrías en los remates de los canes superpuestos. Sin embargo, es remarcable la presencia de la cruz de San Andrés, rodeada por un círculo, a lo largo de las bases de los canes de la casa, lo que puede dar lugar a un posible origen nobiliario o militar de los moradores originales, de idéntica forma a la casa adyacente.
En conclusión, se trata de un buen ejemplo de la imagen que debieron tener las calles de esta localidad en los años del Renacimiento.