El elemento más significativo desde el punto de vista arquitectónico de Miravete, junto con la iglesia de la que forma conjunto, es el edificio del ayuntamiento. Visualmente se compone de varias unidades edificadas aparentemente distintas. El primer edificio es una construcción de planta cuadrangular realizado en mampostería. En el centro de la fachada se abre una gran portada en arco de medio punto con dovelas de piedra. Sobre ella, se abre un pequeño vano de iluminación con un pequeño zócalo.
A nuestra derecha se levanta un muro de mampostería, con un vano, al que se accede mediante unas escaleras de piedra. Una vez flanqueado, accedemos a un espacio abierto, como si de una plaza porticada se tratase. Los soportales forman parte del ayuntamiento. Se trata de dos crujías. La de mayor tamaño se abre con tres grandes arcos rebajados de piedra sillar que apean en columnas con capiteles decorados. La otra crujía, ubicada justo en frente de la puerta de acceso al patio, consta de dos arcos, también rebajados. La realidad es que, aunque parece de menor tamaño, originalmente debieron ser crujías muy similares. La cuestión es que uno de estos arcos queda cegado por la construcción de la torre de campanas de la iglesia. Quizás por ello, para permitir el paso, esta torre dispone un paso practicable en su cuerpo inferior.
Ambas estructuras están construidas en piedra sillar muy bien labrada y asentada. Los aleros son también de piedra, sustentados por ménsulas del mismo material. Los soportales se cubren con vigas de madera con revoltones de yeso. Sobre ellos, se disponen las estancias utilizadas por el concejo. Los suelos se generan a partir del uso de guijarros, formando elementos decorativos.
De nuevo, aunque en esta ocasión de modo más evidente, se demuestra la relación entre los poderes civiles y religiosos.