La Comarca del Maestrazgo guardará para la posteridad la Sanantonada de Mirambel

Este año 2023, el ayuntamiento y los vecinos de Mirambel se han volcado especialmente en la celebración de la Sanantonada. Es un gran esfuerzo el que hacen para prepararla: ensayos de los diálogos, recogida de leña, previsión de escenarios, sonido, etc,… y por ello la Comarca del Maestrazgo, se ocupará de registrarla en vídeo, dejando constancia para la posteridad y, al mismo tiempo, divulgandola como uno de los más valiosos ejemplos del patrimonio inmaterial comarcal. Su principal fuente de información ha sido la publicación de Montserrat Martínez, quien en 1980 realizó un artículo científico en el Instituto de Estudios Turolenses (IET) con una introducción a su estudio.

Conocida a partir de un arca de la iglesia de San Martín, la Sanantonada de Mirambel es una fiesta popular en un contexto agrícola y ganadero, donde los vecinos celebraban los deseos pedidos a San Antón, patrón de los animales. El argumento de la festividad se basa en la vida de San Antón, quien empezó una vida eremita por su vocación religiosa, pero los diferentes demonios, representados por Luzbel y Lucifer, enviaron una agostera (dama), un caballero, un abogado y un cazador para tentar continuamente dicha vocación. Finalmente, San Antón acaba muriendo en la hoguera.

Esta festividad se encuentra muy extendida en muchas localidades de la provincia de Teruel, así como en las de Castellón. Sus particularidades van desde la subasta de productos para financiar el festejo hasta la transmisión de pequeñas historias con humor, o mochigangas. En Mirambel, la fiesta comenzaba en la Pascua de Resurrección del año anterior, cuando se recolectaban fondos para financiar la Sanantonada, hasta el 16 de enero, cuando se preparaba la hoguera y una procesión en honor a San Antón, mientras que el 17 de enero se realizaban diferentes bailes y concursos tras la misa matinal. Estas fiestas populares eran la quema de la barraca, con caballerías, y el ajuste, donde se recrea la labranza de los campos por parte de los demonios y la agostera, con cánticos y escenas propias de la siega. Por último, tras la misa matinal, se realizaban todo tipo de festejos populares, como carreras pedestres, en burro o de sacos.

Las calles principales del pueblo se decoran para la ocasión, con cepos, lazos o útiles del pastor como elementos de ambientación, además de que los participantes comían un plato típico de esta fecha: una coqueta, hecha a partir de un confit de calabaza. Asimismo, bebían una copa de aguardiente. Sin embargo, los actores que participaban en la representación comían callos e hígado, además de que recibían un cordero por parte del rey de la fiesta, quien se encargaba de organizarla.

Esta festividad resulta interesante por su valor como Patrimonio Inmaterial, ya que pone en valor la tradición ganadera de Mirambel y su devoción a San Antón, a quien dan gracias por la salud de los animales del pueblo. Asimismo, la representación de pasajes de la vida agrícola, como la siembra, supone la adquisición de una identidad propia, además de la solidaridad y el estrechamiento de lazos entre los diferentes vecinos del pueblo, reforzando su idea de comunidad y solidaridad.