LA COLECCIÓN DE LABORES DE LAS MONJAS AGUSTINAS DE MIRAMBEL

El sábado 13 de abril se inauguró la exposición de labores de las monjas Agustinas de Santa Catalina de Mirambel. La colección está compuesta por piezas cedidas por vecinos de Mirambel, Ascensión Guimerá Royo, vecina del convento y formada en la escuela de este, aportó gran parte de las piezas, provenientes de su familia y de la de su marido, pues su hermano Antonio Ferrer Ibáñez, a parte de una relación continuada desde su infancia por la amistad de su familia con las monjas, era sacerdote. También cedieron otros bienes expuestos Valentina Barreda Josa y José Miguel Marín Porcar. 

Contrariamente a lo que se puede pensar sobre la vida de las monjas de clausura, las monjas agustinas de Mirambel mantuvieron una continua relación con los vecinos de la localidad. Estas monjas jugaron un papel fundamental en la convivencia del pueblo durante el siglo XX. La relación con los vecinos, en concreto con las familias que han cedido estos artículos, y la relación de respeto y de afecto entre los vecinos y las monjas han permitido salvaguardar este patrimonio material como un recuerdo del cariño que se tenían. 

Las labores de paja formaron parte del espacio expositivo, desde marcos de estampas e imágenes de santos como San Antonio de Padua, pasando por cestos con adornos florales de tela, hasta recuerdos de comunión como el de José Miguel. También realizaban labores de costura, así se mostraron piezas pertenecientes al ajuar nupcial como las sábanas bordadas y con puntilla de bolillos, fundas de almohadas con minuciosos bordados y además, las labores de costura que las niñas de la escuela debían de hacer para aprender, es curioso el retal en el que aparece el abecedario, una custodia, pájaros y otros elementos, bordados con punto de cruz. Para la costura y el bordado se necesitaban patrones y dibujos, ambos realizados por las religiosas también y recogidos en las vitrinas de la exposición. 

La conservación del patrimonio material es una tarea difícil, que aumenta con la dispersión que han tenido estos objetos tras el abandono de los conventos. A la vez que desaparece la vida monacal desaparece con ella el rico patrimonio histórico-artístico.  Gracias a la labor de mantenimiento y protección que han realizado los vecinos de Mirambel hacia estas piezas podemos conservar a día de hoy esta gran cantidad de artículos. Es una suerte poder contar con este patrimonio del que dentro de unos años podría quedar muy poco. 

La exposición organizada por la Comarca del Maestrazgo y el Ayuntamiento de Mirambel contó con la ayuda de los vecinos en las labores de montaje y se podrá visitar hasta después del verano en la sala de exposiciones del convento.